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Estamos viviendo tiempos difíciles. Tiempos que nos están dando la vuelta y que nos hacen plantearnos si vivimos cómo realmente queremos o somos autómatas que vamos por la vida realizando las cosas por inercia.

Entre otras cosas y quizá porque me dedico a ello y tengo tres hijas en edad escolar,  me planteo si la comunidad educativa está dando respuestas adecuadas y cual es mi posición en todo esto, cuál es mi responsabilidad y como entiendo que la educación debe responder a las diferentes situaciones que nos vamos encontrando en la vida.

Siempre he creído que la escuela debe preparar  para la vida. Educamos para formar individuos, que puedan desenvolverse en el mundo con los mayores recursos posibles. Por ello es fundamental que seamos flexibles y que tengamos la capacidad de adaptarnos a distintas situaciones en función de las necesidades de cada uno de nuestros alumnos. También es fundamental que seamos honestos y conscientes de nuestras limitaciones, no siempre llegamos a todos , no siempre somos capaces de resolver y muchas veces necesitamos ayuda, ayuda de otros compañeros, colaboración con las familias, ayuda de otros profesionales. Estamos en continuo proceso de aprendizaje, siempre hay caminos nuevos que desconocemos y por los que podemos explorar nuevas maneras de aprender y de enseñar.

Dicho esto , hay que decir que esta pandemia nos ha puesto a todos patas arriba. Recuerdo que ya reflexioné en otra entrada sobre los efectos de la cuarentena y como nos estábamos volviendo locos con los estímulos que proporcionábamos a los niños. Ahora mi reflexión va más allá. ¿Cuál es la función de la escuela? ¿ Debe ocuparse simplemente de transmitir conocimientos? ¿ O por el contrario debe ocuparse de la formación integral de la persona? ¿ Debe la escuela adaptarse a las necesidades reales de los alumnos? ¿ O deben los alumnos adaptarse a lo que la escuela requiere de ellos?

Esta es mi opinión, sin duda, la escuela es el lugar dónde los niños deben aprender determinados conocimientos, conocimientos que están en los programas educativos, que muchos de nosotros sabemos que no se ciñen ni a las necesidades reales de los alumnos, ni respetan su nivel de maduración, pero este es otro tema. Los maestros y los equipos directivos de los centros, podemos plantearnos transmitir dichos conocimientos de muchas maneras diferentes.

Creo sinceramente que es nuestra labor educar teniendo en cuenta todos los aspectos que rodean a nuestro alumnado. Aspectos emocionales, sociales y personales.

En la situación en la que hemos empezado el curso, debemos tener muchos aspectos en cuenta. Por un lado está lo meramente práctico, hay tiempo de la jornada que se nos va en lavarnos las manos más veces de lo habitual , en explicar nuevas normas de convivencia y en aprender a utilizar los espacios de forma diferente. Todo esto es importante, no sólo para que no haya contagios sino también porque hay que transmitirles la responsabilidad de cuidarnos todos. Esto evita que enfermes tú y que enfermen los demás. También debemos tener en cuenta aspectos emocionales, no todos hemos vivido de la misma manera la cuarentena, no todos partimos del mismo nivel, porque no todos jugamos con las mismas cartas desde casa.

Ahora, al volver al  aula se debe crear el clima adecuado para que se produzca el aprendizaje. Los alumnos deben estar cómodos y el maestro también. Importan los resultados académicos, si , por supuesto que importan. Importan porque son un indicador de que hay algo que está funcionando o que no está funcionando. 

Sinceramente, para mí el resultado es ese alumno que avanza, ese alumno que disfruta en clase , ese alumno que quiere superarse. La realidad es que no todos los alumnos son brillantes académicamente hablando ¡Que fácil sería entonces todo! Hay alumnos que llevan otro ritmo, que su madurez no les permite avanzar más deprisa. Hay alumnos emocionalmente complicados y muchas veces el no saber gestionar esas emociones, hace que sus resultados no sean los deseados. Hay alumnos muy exigidos, muy autoexigentes, esa rigidez también les puede jugar malas pasadas. Hay alumnos muy poco motivados hacia el aprendizaje. Muchos tipos diferentes dentro de un aula. La escuela tiene que tener respuesta para todos ellos. Tiene que ocuparse de todos ellos.

También creo que la escuela tiene que buscar un equilibrio en las materias que se dan. Si el fin último es la formación integral de la persona, no sólo nos tenemos que ocupar de las materias «importantes», esta claro que la lectura, la escritura, el calculo , el pensamiento lógico, las ciencias entre otras son esenciales para desenvolvernos y entender el mundo que nos rodea. Pero , qué pasa con el arte, con la expresión plástica, con la música y la expresión corporal, con la dramatización, con el deporte… Esas materias que siempre hemos puesto en un segundo lugar  yo las encuentro fundamentales. Creo sinceramente que dotar a nuestros alumnos con la posibilidad de otras formas de expresión y de creatividad les puede abrir muchas posibilidades en un futuro. Y por eso creo que esas formas de expresión deben estar integradas en todas las áreas de conocimiento.

Me llena de tristeza encontrarme con personas que entiende la escuela de otra forma, centros en los que prima el resultado académico por encima del bienestar y de la formación de la persona. No me entendáis mal, creo que todos los alumnos deben dar todo lo que puedan de si mismos y eso les debemos exigir. Pero profundicemos en la persona para que nos lo puedan dar.

Hay muchas formas distintas de aprender y muchas formas distintas de enseñar.

 

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