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Mi Vocación

Mi Vocación

Tenía muchas ganas de escribir sobre mi vocación de maestra.

Tema, aunque no lo parezca , complicado. ¿Cómo expresar todo lo que me ha llevado a ser MAESTRA ?

Según la Real Academia, vocación es, inclinación a un estado, una profesión o una carrera.

Sinceramente, tratándose de enseñar, creo que se queda corta la definición, es algo más que una simple “ inclinación “

Todavía no recuerdo  en qué momento decidí que quería dedicarme a la enseñanza. De pequeña, admiraba a mis maestras, prestaba atención a todo lo que hacían, cómo nos hablaban, cómo explicaban, cómo se movían por la clase, cómo reñían… al llegar a casa sentaba a mis muñecos en mi habitación, ellos eran mis alumnos y con una pizarra que me trajeron un año los Reyes Magos, me dedicaba a dar “mi clase” , imitando todo aquello que había vivido durante la jornada escolar. 

Nunca fui una alumna brillante, me costaba mucho esfuerzo y trabajo aprobar los cursos, según fui creciendo todo era más complicado. Pero tenía una meta, un objetivo, una motivación, quería ser MAESTRA, quería ayudar en un futuro a niños que no fueran brillantes.

Con mucho tesón, terminé mis estudios. Tenía que elegir Universidad, lo tenía claro. Quería hacer Educación Primaria. Así fue, me matriculé  en ESCUNI, fueron años desconcertantes. La verdad que no aprendí nada de lo que esperaba aprender. Quizá alguna asignatura o algún profesor un poco más especial dejaron alguna huella. Me llamaba mucho la atención que la mayoría de mis compañeros habían elegido esta carrera porque no les daba la media para otra cosa, porque habían oído que era fácil, etc. Pocos eran los que la habían elegido con la ilusión de ejercer en un futuro la labor docente. Este tema me indigna ¿Cómo es posible que una profesión que influye tanto en el futuro de la sociedad, esté tan poco cuidada y valorada? 

Soy una persona tímida, tengo bastante miedo escénico y me cuesta bastante exponerme a los demás, muchas de las asignaturas de la carrera, se evaluaban a través de un trabajo en grupo que había que exponer al resto de la clase, recuerdo que yo siempre intentaba exponer lo menos posible, algunos compañeros , me decían que nunca podría ser una buena maestra con ese miedo escénico, yo estaba segura de mi vocación.

Durante mis prácticas en tercero de carrera, tuve que ocuparme de una clase durante unos días, mi tutora de prácticas se había puesto enferma. Fue un desastre, el primer día salí llorando amargamente, es la única vez en mi vida que he dudado de mi vocación, sin embargo, al calmarme y recapacitar, me di cuenta que me quedaba mucho camino por recorrer. Ilusión y ganas no me faltaban y creo que no me han faltado nunca, sólo me quedaba ganar experiencia y seguir ampliando conocimiento.

Terminé la carrera. Trabajé en Primaria durante un año y luego di tumbos. Clases extra escolares, particulares…hasta que caí en el centro en el que llevo trabajando los últimos catorce años. Allí necesitaban una maestra de Infantil, me saqué la especialidad mientras trabajaba el primer curso con ellos.

Descubrí que los pequeños de Infantil me gustan tanto o más que los de Primaria. Se me abrió un mundo de posibilidades. Empecé a darme cuenta todas las cosas importantísimas que podemos y debemos trabajar en Infantil para sentar una buena base, empecé a darme cuenta que  soy y he sido la primera maestra de muchos alumnos, que eso conlleva una alta responsabilidad, que debo crear con ellos un vínculo, que deben sentirse queridos, respetados y aceptados, sea cuales sean sus características, que no deben ver la escuela como un lugar hostil, si no cómo su segundo hogar donde puedan expresarse de todas las formas posibles. También me di cuenta que una maestra nunca deja de formarse y de investigar nuevos caminos para transmitir y llegar a sus alumnos. Que no hay niños tipo, que cada uno , responde y actúa de forma diferente dependiendo de muchos factores. Tampoco hay dos grupos iguales. Cada uno establece unas normas y unos códigos de relación distintos con la maestra y los compañeros . Que no sólo los niños se tienen que adaptar , el adulto también tiene que hacer una adaptación al comenzar a trabajar para que el trabajo de sus frutos .

Podría seguir sacando conclusiones de mi labor docente, pero me temo que esto se haría muy largo. Sólo puedo estar agradecida, tenía una meta, un sueño y lo he cumplido.

Mil gracias a todos los alumnos que han pasado por mis manos, no se pueden imaginar todo lo que me han enseñado y me siguen enseñando

Mil gracias a todas mis compañeras me han enseñado modelos que seguir y modelos en los que no quiero verme reflejada.

Mil gracias a todos los centros que he tenido la suerte de conocer y en especial a mi centro de trabajo. Me ha permitido crecer y aprender como maestra.

Predicar con el ejemplo

Predicar con el ejemplo

Predicar con el ejemplo lavidaesunpimiento.comDespués de un tiempo de silencio, he decidido ponerme manos a la obra con el pimiento de nuevo.

Durante estos meses, me he encontrado en un estado de agotamiento total, y los diferentes temas se me han ido acumulando en la cabeza, sin orden ninguno. A ver si soy capaz de desbloquearme e ir desenmarañando todos mis pensamientos.

Entre otros temas , hay uno, que  suele ser recurrente para mí. La influencia del adulto sobre el niño, la responsabilidad que tenemos ante ellos .

Nosotros, los adultos ,no somos conscientes de la capacidad que tenemos para influir en nuestros niños, para bien o para mal.

Somos modelos de referencia y esto no lo debemos olvidar porque conlleva una alta responsabilidad.

Esto no quiere decir que tenemos que ser perfectos a los ojos de nuestros niños, al contrario, debemos mostrarles que somos humanos, que nos equivocamos y que no pasa nada por ello, siempre se puede enmendar un error, y se debe aprender de ellos.

Es más, estoy absolutamente convencida de que nos estamos volviendo locos, no sé si será por las redes sociales ,  lugar en el que todo el mundo muestra sus habilidades, es experto en infinidad de cosas  y además  enseñan una sonrisa las veinticuatro horas del día.

El caso es que creo que debíamos intentar de dejar de ser “superwoman”. Por que es imposible que seamos capaces de llegar a todo.Mi sensación es que no sólo tenemos que tratar de ser magníficas profesionales, madres amorosas y maravillosas, esposas increíbles, amigas entregadas, cocineras expertas, tener infinidad de aficiones , la lista podría ser interminable. Pero es que además, no debemos mostrar nuestro desasosiego, nuestros miedos, nuestras angustias. Todo esto hace que nuestros hijos se fijen en un patrón equivocado, inalcanzable e irreal. Además de vivir estresado y sin centrarnos en lo verdaderamente importante.

Hace muchos años fui catequista en una parroquia.El sacerdote que se encargaba de la pastoral de niños y jóvenes, una gran persona y un gran amigo, me aconsejó que no me olvidara que yo era catequista  las veinticuatro horas del día, no sólo durante las reuniones con los niños. Una gran frase y una gran realidad que me ha acompañado durante mi labor docente y durante mi maternidad.

A veces los adultos tendemos a hacer y resolver cosas de forma inconsciente, que pueden generar inseguridad y malos hábitos en nuestros hijos.

«Queremos niños ( y en un futuro adultos), cívicos y sin embargo cruzamos todos los semáforos en rojo, queremos niños sinceros, pero les pedimos que digan que tienen otra edad para no pagar el autobús, queremos niños educados pero hablamos mal, queremos niños felices, pero vivimos estresados y de mal humor, queremos niños empáticos, pero no somos capaces de ponernos en el lugar del otro, siempre estamos llenos de razón…»

Por otro lado, los niños deben saber que hay cosas que ellos no pueden ni deben hacer , el motivo por el cual no deben hacerlo, es por que no tienen la madurez suficiente o porque afecta a su desarrollo. Todos sabemos que un menor no debe beber alcohol, en realidad los adultos tampoco deberían hacerlo,  pero con sentido común se puede beber. No pasa nada porque tu hijo te vea beberte una cerveza, una copa de vino… pero ojo, en mi opinión si pasa si comienzas a comportarte de forma rara , si de repente estas contento de más y divertido en exceso…. Obviamente, entre adultos no hay nada censurable , no va más allá de lo anecdótico que hay alguien lleve unas copitas de más (cuándo está controlado, el alcoholismo es una cosa muy seria) Pero a tus hijos les estas dando un patrón equivocado, les estas diciendo que no pasa nada por emborracharse, que te puedes desinhibir cuando bebes alcohol y es correcto… Además no nos damos cuenta, pero estamos continuamente haciendo apología del alcohol y de las drogas en nuestro lenguaje y eso también puede llevar a los niños a equivocarse….

Me consta que algunas personas estarán leyendo esto y estarán esbozando una sonrisa, tuve una acalorada discusión sobre este tema con unas amigas el verano pasado.

Realmente es importante que nuestros hijos nos vean personas con hábitos sanos y saludables, debemos tener cuidado con lo que decimos , una frase, una imagen se les puede quedar grabada y puede influir en sus decisiones adultas. ¿Quién no tiene algún recuerdo de adultos que le hayan marcado en su infancia? Seguro que recuerdas con nitidez alguna frase o actitud que influyeron o influyen en tu forma  de ser y estar.

Debemos pasar tiempo de calidad con ellos, en el que vean adultos sanos, con sentido del humor, capaces de disfrutar de la vida sin aditivos. Por eso disfruto mucho cuando pasamos tiempo en familia realizando actividades juntos , cuando vamos a un concierto,  bailamos, jugamos, en definitiva disfrutamos de nuestra compañía sin grandes aderezos.

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Carta a los Reyes Magos de Oriente.

Carta a los Reyes Magos de Oriente.

Queridos Reyes Magos:

Este año creo que me he portado bastante bien. Voy superando miedos, cada vez, creo un poquito más en mí, lo que me hace sentir más fuerte y equilibrada y de esta forma puedo afrontar con mayor seguridad el día a día con mis hijas y el día a día en el aula. Sé que tengo que seguir trabajando duro, para no volver a caer, que tengo que mantener mi espíritu alegre y positivo, mi ilusión por la vida.
Dicho esto, me gustaría pediros algunas cosas. Las pido con mucha ilusión y con el firme deseo de que se cumplan.

Me gustaría no encontrar más maestros apáticos en las aulas. Que aquellos que decidimos dedicar nuestra vida a los niños, lo hagamos con ilusión y con esperanza de hacer un buen trabajo, aunque nos equivoquemos, de los errores se aprende. De esta forma, nuestros niños, tendrán ilusión y pasión por aprender, por conocer y por vivir.

Me gustaría que padres y maestros pudieran trabajar juntos por el bien de los niños, que cada uno en su ámbito sea el complemento perfecto de la otro, para que así los niños crezcan seguros y no detecten hostilidad entre sus personas de referencia, si no ayuda y apoyo.

Me gustaría que todos los niños tuvieran acceso a una educación, una educación limpia, sin manipulación, en la que se les enseñe a pensar por ellos mismos.

Me gustaría que los maestros estuvieran pendientes de sus alumnos y no de ser creativos e innovadores. El maestro debe buscar siempre la mejor forma para transmitir el aprendizaje, educar y formar, ello implica ser innovador y creativo. Pero me da la sensación que últimamente hay mucho maestro obsesionado con la forma de enseñar y que todo vale siempre y cuando sea creativo y original. Sin pensar si realmente le llega al niño.

Me gustaría que dejásemos de trasmitir a los niños nuestro estrés. Hoy en día vivimos estresados, todo tiene que ser para ya, es así como estamos educando , mil actividades a lo largo del día, todo pautado, sin un momento para pensar, reflexionar, inventar, crear, vivir con intensidad, disfrutar.

Me gustaría que dejásemos a nuestros niños seguir su ritmo de aprendizaje, que les dejemos madurar, Que padres y maestros nos tomemos el tiempo de pensar aquello que es más apropiado para ellos. Últimamente también vengo observando , padres que parecen ilusionarse con que sus hijos crezcan y les hacen quemar etapas demasiado rápido, dándoles información que ellos no son capaces de digerir. Ojalá primase más el sentido común entre los padres de hoy en día!

Me gustaría que algunas personas no se dejarán influenciar tanto por aquello que ven en las redes sociales ( muy útiles, divertidas y válidas para algunas cosas) , me consta que hay quien no es capaz de ver que son simples escaparates y que hay mucha parte de ficción, que los perfiles solo muestran aquello que quieren mostrar, sin embargo creo que hay quien se siente frustrado por no conseguir una vida «perfecta» y no llegar a todo.

Me gustaría que los maestros estuviésemos más reconocidos en este país. No sólo somos personas con un buen horario y muchas vacaciones, somos profesionales que dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a educar a las futuras generaciones. Bajo mi punto de vista, una profesión de mucha responsabilidad. ¿Cuándo se darán cuenta los que mandan y la carrera de magisterio pasará a estar en el puesto que merece ? Por tanto los maestros serán personas con verdadera vocación y empezará la sociedad a vernos de otra manera.

Me gustaría que dejásemos de estar obsesionados con que nuestros hijos aprendan inglés, que valoremos y nos demos cuenta de la importancia de nuestra lengua y de nuestras raíces y que nos demos cuenta de lo importante que es aprender las cosas bien y en su momento y lo difícil que es desaprender algo.

Me gustaría que mis hijas no crecieran en un mundo competitivo, que no se estén todo el día midiendo , ni comparando con los demás. Todos somos válidos, sólo hay que buscar y encontrar para que, cuáles son tus habilidades y desarrollarlas.

En fin, creo que mi lista de deseos sería interminable. Puede que sea ambiciosa, pero tratándose de educar espero que se entienda .

Con mucha ilusión

Irene.

Educar y confiar

Educar y confiar

Hace unos días, me lleve un susto horrible, puede que haya sido el peor momento que he vivido hasta la fecha.
Salí de casa , como todas las mañanas, con mis hijas para ir al cole, aparqué donde dejo el coche todos los días , salimos y ,como siempre, mi hija mediana me dijo que se adelantaba.Después de cerrar el coche fui con mi otra hija a su encuentro, me encontré con un amigo y comencé a charlar con él, durante los minutos que duró la conversación yo recorrí visualmente la plaza donde todos los días me espera mi hija, no la vi, pensé que se habría escondido. Me despedí y empecé a buscar , no estaba, volví al coche, nada, comencé a angustiarme. Estuve alrededor de veinte minutos buscándola, llorando, desesperada, llame a mi marido, se puso en camino, hubo alguna persona que intentó ayudarme. En mi desesperación llame al colegio, pensando en que viniera alguien a hacerse cargo de mi otra hija que también estaba muy nerviosa. La niña estaba allí. Una profesora la había encontrado en la plaza, me había hecho gestos y la niña me gritó «mamá». Yo, ni vi, ni oí nada.

Todo fue un mal entendido.

Cuando me recuperé del disgusto, cosa que me llevó un par de horas. Comencé a dar vueltas en mi cabeza y a hacerme preguntas ¿Por qué la dejaré hacer eso todas las mañanas? ¿ Debería llevarla siempre pegada a mí?     ¿ He sido una irresponsable?
Después de meditarlo un rato, me di cuenta que no, el proceso estaba bien.
Mi hija tiene siete años, a esa edad yo iba sola al cole con mi hermana de diez .
Desde que tiene tres años, realizamos este camino. De pequeñitas van de mi mano, poco a poco van aprendiendo a transitar solas, les voy repitiendo las normas todos los días, deben ir pegadas a la pared y no a la calzada, parar en los garajes, pasos de peatones y semáforos. Les voy explicando que pasaría si se saltan esas normas. Cada una realiza el camino según su personalidad, hay quien necesita ir pegada a mí y quién necesita sentirse autónoma y va más suelta.

También hablo con ellas sobre las personas que transitan, les digo que no todo el mundo es bueno, que no pueden irse con nadie sin decírmelo primero, aunque conozca a esa persona, que nunca pueden irse con un desconocido, aunque sí deben ser amables y educadas y si alguien da los buenos días ellas deben simplemente contestar y seguir su camino. También deben respetar a los demás transeúntes, dejando paso a los que caminan más rápido y pidiendo paso de forma educada a aquellos que van más despacio. No deben cruzarse para no hacer caer a nadie.

Y no nos olvidemos, son niños, esto  y prácticamente todo, hay que recordarlo casi cada día.

Saben de memoria mi teléfono y su dirección, saben que si se pierden y desconocen el camino hasta un lugar conocido , deben buscar un policía, si no lo encuentran yo les digo que entren en alguna tienda y lo digan para que las ayuden y si no hay tiendas que busquen una familia, una mamá o un papá con niños, seguro que alguna de estas personas puede ayudar.

Con todo y con eso, cuento con que pueden pasar mil catástrofes, pero es que la vida es así y educar también es ir soltando lastre y confiar. Confiar en los demás, hay manos amigas, no todo el mundo es malo. Confiar en nosotros, queremos lo mejor para ellos, lo estamos haciendo bien. Confiar en ellos, que son capaces, listos , válidos , buenos, seguros.

Creciendo en lo difícil

Creciendo en lo difícil

Hace poco me he visto en una situacion algo complicada, esta primavera diagnosticaron a mi madre un cáncer de pulmón, todos sabemos que es una enfermedad dura, para la persona que la padece, pero también para los que la acompañan, afortunadamente mi madre lo está llevando bastante bien.
Una vez que nos dieron el diagnóstico decidí que había llegado el momento de contárselo a las niñas
Estaba segura que ellas ya sabían de la existencia de esta enfermedad,  hoy en día está por todas partes, seguro que algún compañero del cole, algún niño de la urbanización, alguna noticia de la tele, por algún lado les habría llegado información sobre el cáncer . Así que decidí partir de sus conocimientos previos, les pregunté si habían oído hablar de ello y que sabían, poco me dijeron,pero sí sabían que existía, les dije entonces que la abuela tenía cáncer, que era una enfermedad grave, que los médicos le iban a poner un tratamiento para curarla, que ese tratamiento era duro, la abuela se iba a encontrar mal algunos días e iba a sufrir cambios, se le caería el pelo, adelgazaría o se hincharía, que durante un tiempo tendríamos que visitarla e intentar que estuviera contenta y de buen humor y que era probable que yo pasará menos tiempo con ellas porque tendría que llevar a la abuela al médico e ir a cuidarla algunos días a su casa.

Ellas me preguntaron si se iba a morir, yo les dije que algún día, como todos, pero que yo pensaba que no de esto, que para eso le iban a poner ese tratamiento los médicos.

Se quedaron tranquilas.

Es muy probable que estos meses yo haya estado más irascible, en ocasiones triste, cansada o de mal humor, si ellas no tienen una explicación de porque su madre y su abuela están sufriendo cambios se habrían desestabilizado más. Es importante dar a los niños información de los sucesos o cambios que se producen en su entorno. Esto les dará seguridad y les ayudará a afrontarlos.

Con esto no estoy diciendo que les tengamos que contar todo con pelos y señales, siempre podemos adaptar esa información al nivel madurativo del niño y decir las cosas con sensibilidad, sin trasladarles nuestra angustia, se trata de dar seguridad al niño , todos nos sentimos más seguros cuando sabemos a qué atenernos y de ir haciéndoles conscientes que en este mundo no siempre los acontecimientos se desarrollan como nos gustaría, pero en pequeñas píldoras, sin asustarles, midiendo para que sea la dosis necesaria que puedan asimilar y comprender dependiendo de la edad y maduración de cada niño,

Muchas veces me cuesta dar información a mis hijas sobre algunos temas, mi instinto de protección fluye y para evitar que sufran mi primera reacción es ocultar la información, así me pasó al principio, cuando mi madre comenzó con pruebas, luego me doy cuenta que ellas tienen que entender que en este mundo también existe el dolor, y la enfermedad y que nosotros no estamos libres de padecerlo y que repito, desde lo que ellas pueden entender hay que tratar de explicarles los cambios de su entorno y enseñarlas a combatir las  dificultades del camino.

Pero ojo, vuelvo a insistir, debemos adaptar esa información a la madurez del niño, si no nos sentimos capaces consultemos a un especialista que nos guíe y nos ayude. He escuchado en múltiples ocasiones a padres que deciden dar a sus hijos mucha información sobre temas , por que consideran que sus hijos tienen derecho a conocer todo aquello que pasa en su entorno o todo aquello que les inquiete y que pregunten, En mi opinión, debemos dar respuesta a sus inquietudes, desde el sentido común, deben disfrutar de su infancia. Poco a poco irán madurando y conociendo y pidiendo respuestas, adaptémonos a su ritmo, es el adulto el que debe graduar la información, para que el niño crezca seguro y feliz.